martedì, marzo 07, 2006

Miedo en el Tivoli

Estimado catalán,

el sábado pasado asistí al Teatro Tivoli a la constitución del partido de Ciutadans de Cataluña.
Imagino que no te hará gracia saberlo pero tienes que saber que en ningún momento esta asistencia, para mí, ha significado respaldo a una iniciativa tan alejada de los sentimientos de esta tierra tan hermosa que, indignamente, me hospeda.
La verdad es que yo fuí allí sencillamente para estudiar al enemigo, sabía muy poco de sus ideas y quería enterarme.
Así que el sábado, con otros tres bloggers, fuimos allí.

La primera cosa que me ha sorprendido es que yo me esperaba la presencia de muy poca gente puesto que los problemas planteados por lo que hasta aquel momento era una plataforma ciudadana, carecen de importancia ya que no cabe duda que la sociedad catalana no está reflejada en las elucubraciones de aquellos pijos (me he enterado luego que habían sido definidos como pijos).
¡así es! Los hechos me han dado la razón.
A nadie le importa los delirios de unos cuantos pringados, toda la gente que estaba allí había madrugado para estudiar el enemigo, estoy seguro.
Lo puedo afirmar con toda seguridad porque ha habido un detalle revelador: los bolígrafos.
Tienes que saber que a la entrada del teatro, a cada persona, se le distribuía una carpeta y un pequeño bolígrafo de publicidad.
Nunca ovidaré lo que he visto el sábado por la mañana porque la gente esto de los bolígrafos de publicidad se lo toma en serio: podías ver gente que llevaba las carpetitas cerrada por medio del clip de cinco bolígrafos de aquellos, la mayoria de los asistentes después de unos 20 minutos de haber accedido al teatro llevaba en en bolsillo de la camisa un número de bolis que variaba entre los dos y los cuatro.
Hasta ha habido un sujeto que había acaparado cinco y los exhibía orgulloso.
Estoy seguro que esto, además de poderse imputar a lo que yo definiría "parsimonia catalana", es debido a la, encomiable añadiría, intención de vanificar los esfuerzos publicitarios del aversario politico, pero me hace excluír por completo la presencia de pijos en aquel lugar.
Lo pijos tienen miedo que los bolis baratos pierdan tinta y ensucien sus preciosas camisas: con lo cual o los seguidores de Ciutadans de Catalunya no son pijos o el teatro estaba abarrotado de espías.
Pensando en estas cosas se han apagado las luces y ha empezado la presentación.

Me esperaba un acto aburrido, en cambio he tenido que indignarme cuando he tenido que asisitir a la demolición de un hombre tan íntegro como Jordi Pujol: en el vídeo que ha sido poyectado para dar comienzo al acto se le acusaba de corrupción y se le imputaban tantos escandalos como tantos bolis se había llevado el que más se había llevado en los minutos previos.
¿Posiblemente los espías eran de CiU?

Pero mientras estaba allí escuchando he recordado que, mientras mi atención se dirigía al desfile de bolis, había muchos periodistas, muchas cámaras de televisiones... y yo ¡estaba en la platea!
Me ha entrado el pánico: ¿y si alguien se entera de que estoy aquí?
Yo que sé, mi suegro, mi jefe -que acaba de regalarme un libro de Ramón Tremosa i Balcells (¿quién es Balcells? tiene que ser famoso para mencionarlo tan solo con su apodo) "Estatut de Catalunya veritat contra mentides"- cómo podría justificar yo mi presencia en lugar tan infecto?
Era todavía el principio y todavía, los que hablaban, iban exponiendo conceptos que se pueden condividir sea cual sea la ideología individual, pero cuando todos aplaudían yo intentaba no apludir, aunque estuviera de acuerdo, para que los eventuales observadores notaran mi desaprobación.
En fin, estaba acojonado.
Ya me veía en el paro, me preguntaba si mi presencia allí podría dificultar, de alguna forma, mi derecho al subsidio de desocupación.

Entonces he empezado a notar que lo que oradores iban desarrollando con muy buena voluntad, era un discurso coherente no decían nada que no fuera razonable, los conceptos expuestos no abarcabán de ninguna forma la intolerancia o el odio: en ningún momento se ha cedido el paso a la intolerancia o a lo fácil -por ejemplo que yo recuerde no se han mencionado los informes de Pujol de que tanto se ha hablado en estos días-.
Si queremos ser exactos la afirmación más furte que han hecho es que no se les pueden atribuír sentimientos a un territorio: sólo se pueden atribuír a los ciudadanos.
Afirmación que por otro lado me parece más que razonable (por ejemplo me resulta muy díficil atribuirle sentimientos al Everest) con lo cual habría que modificar una frase que he escrito al principio en:
"una iniciativa tan alejada de los sentimientos de los ciudadanos de esta tierra tan hermosa que, indignamente, me hospeda".
A ver ¿por qué tenía yo que tener vergüenza o miedo en aquel momento?

¿Por qué el secretario general de ERC, Joan Puigcercós, ha tenido que definir la plataforma Ciutadans de Catalunya como el partido del "auto-odio" y añadir "representan a una colectividad que no acepta la pluralidad y la historia de Cataluña"?
Más bien me parece que no se acepta la pluralidad en el momento en que intenta descalificar un nuevo partido politico sea cual sea su planteamiento.
Me parece que la pluralidad se niega en el momento en que yo estoy acojonado por asistir a un acto público.
Es verdad, el acojonamiento es un sentimiento muy personal, y nunca he sufrido intimidaciones, pero una cosa es lo que pasa efectivamente y otra, estimado catalán, son las señales y las consignas silenciosas que hay que aceptar para vivir sin problemas en tu sociedad.
En fin por suerte ya iba a acabarse mi experiencia en el Tivoli cuando ha empezado su discurso Arcadi Espada diciendo que se ha intentado atacar la plataforma, por ejemplo, utilizando de forma despreciativa la profesión, o mejor dicho la condición, de la mayoria de los fundadores: ser intelectuales.
Allí he empezado a recordar que había un escritor francés que definía al intelectual, o al artista, como una especie de eremita en una torre de mármol lejos de todas las contingencias humanas diarias, el intelectual es muy celoso de su condición; así que la situación no debe de ser realmente muy feliz aquí para conseguír que los intelectuales desciendan todos los escalones que los llevan a la cotidianeidad.
Pero ¿por qué seguía yo teniendo miedo? Aquellos señores solamente estaban diciendo que no se debe, de ninguna forma, obligar nadie a utilizar un idioma cuando puede comunicarse perfectamente utilizando otro.
Decían, y me parece condivisible, que no se debe gastar dinero público para perpetuar una situación anormal por medio de organismos que llevan la palabra normalización en su nombre.

No sé, sea como sea el acto se ha acabado y yo he salido con mi carpetita doblada de modo que no se viera escrito www.ciutadansde catalunya.com.
Ha sido asombroso: toda la gente que se veía por la calle, procedente del acto, la tenía escondida igual que yo.
No podía ser una casualidad: ¡estábamos todos acojonados!
Me he ido a coger el metro para volver a casa.
Mientras esperaba el metro una de aquellas pantallas del metro que difunden anuncios constantemente ha difundido un anuncio que promociona cursos de catalán gratuitos (por cierto para apuntarse o pedir informaciones hay que llamar a un número 902 con lo cual no son absolutamente gratuitos) el lema de esta campaña de la Oficina de normalización linguistica" es "Barcelona te enseña catalán".
Bien poca normalización tiene que hacer una oficina que mendiga el estudio un idioma: a mí en Inglaterra nunca nadie me ha pedido que estudiara inglés, en Italia nadie implora los extranjeros que estudien italiano y nadie me ha invitado a estudiar español.
Pensando esto y que durante toda la presentación del nuevo partido la única nota excluyente o de falta de pluralidad que he apreciado ha sido cuando el señor Arcadi Espada ha dicho:
"todos aquellos magrebíes, cubanos, ecuatorianos, colombianos, ingleses, rumanos, argelinos, búlgaros, rusos, coreanos, chinos, japoneses, australianos, senegaleses, americanos, franceses, portugueses, valones y flamencos, bretones y bávaros, quebecoises y canadienses que viven entre nosotros y que, por cierto, y cuanto antes, y ya que pagan, y ya que pagan, han de votar entre nosotros."
bueno se ha olvidado los italianos...
he vuelto a casa convencido que no es justo que haya estado acojonado durante toda una mañana y que los responsables de este estado de las cosas dejarán la politica, y dejarán sus encargos a personas elegidas en las filas de ciutadans de catalunya.
Esto convencimiento no es fruto de ningún análisis político profundo es cuestión de confianza mutua.

¡Vivan los ciudadanos!
Sigue con salud